Su nombre es Itakura no Goro y llegó a la Nueva España para cuidar las mercancías que había que transportar de costa a costa. Pero eso no importa: es un samurái, el mejor que se ha visto en las Américas. Y tampoco es relevante, porque el viaje de Itakura estas tierras es en realidad un viaje heroico, de enfrentamiento a un mundo vil y caótico, a la traición y a la muerte, al destierro y a la íntima misión que ocurre afuera de su cuerpo y dentro de su mente.